Tuesday, October 24, 2006

SUSPENSION DE LA CANCHA DE OLIMPO O LA DESGRACIA FILOSÓFICA DE SABER EMBOCARLA

Con relación al incidente en el Carminatti en el partido de Ferro 14 de Octubre, día en el que un hincha de Olimpo arrojó un encendedor a un jugador visitante, conversamos con el filósofo local y deportivo Aurípides Delbombo, académico de reconocida trayectoria en las aulas y gradas bahienses.


“Se me ocurre reflexionar –dice Aurípides –
que bien vistas las cosas,- al aurinegro le suspenden la cancha por eficiencia, por capacidad, aptitud y exceso de puntería. Me explico: desde aquella noche hasta ahora he visto tanto en la Primera B como en la categoría superior del fútbol argentino gran cantidad de objetos voladores no identificados que circulaban de una hinchada al campo de juego, de una hinchada a otra o de una hinchada hacia sus propios simpatizantes.
Por ejemplo, tenemos el caso de los hinchas de Gimnasia. Acaso molestos por las siete pepas propinadas por Estudiantes, no se le ocurrió mejor idea que desarmar el bonito Estadio Único de La Plata y arrojar las piedras a sus contrarios, al césped y a la policía. Tuvieron menos puntería que sus delanteros: no embocaron a nadie.
En la B Nacional, Talleres perdía contra Huracán cuando sus simpatizantes comenzaron a arrojarse objetos entre ellos, quizá complicados por una interna con el Cocacolero. Era un Lunes y transmitían el partido por televisión. Informó el conductor que uno de los camarógrafos se encontraba herido, pero como el pobre hombre estaba atrás de la cámara y no delante, nada se vió, nada pasó y el partido siguió. Lo sacaron al tipo arrastrándolo de la chaqueta y a partir de allí no transmitieron los orsay de ese lado de la cancha.
Un relator del último Domingo informó sobre otro encendedor teledirigido Hincha - Futbolista, pero como aquél no supo dar en el blanco el hecho fue tan intrascendente que ahora ni yo me lo acuerdo.
En el estadio de Olimpo, lo que hubiera sido suerte en una partida de Sapo terminó siendo desgracia. La puntería de este tonto anónimo acertó en el jugador de Ferro y –como diría un amigo mío, poro filosófico- nos terminó cagando la vida. La precisión de zopenco se vio por TV en todo el país y dió pasto a pedidos de medidas ejemplificadoras.
Con total objetividad y desde un punto de vista Auripidiano –
concluye Aurípides - , se me ocurre que las sanciones que vengan al club no estarían mal si es que a la larga sirven para algo, aunque en el fondo me gustaría que se juzguen absolutamente todas las agresiones, tengan éxito o no lo tengan.
Sin este criterio, se podría dejar libre al "Madonna" Quiróz, ese que vació el cargador de su pistola en el acto de Perón. Desde este punto de vista, el único pecado del militante habría sido el de haber salido por televisión, porque - en realidad - el gordito no le pegó a nadie.”


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